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Los verdaderos artistas y el día que le silenciaron el micrófono a Kanye West


Kanye.


«A Bush no le importa la gente negra».

Un día le silenciaron a West el micrófono y fue justo cuando terminó de decir esa frase.

«Odio cómo nos ponen en los medios: ves a una familia negra y dice ‘están robando’, ves a una familia blanca y dicen ‘están buscando comida’. Y ya saben, pasaron cinco días esperando por ayuda federal, porque la mayoría son gente negra», denunció el rapero de manera nerviosa ante uno de los eventos musicales más importantes de la década de Estados Unidos: el concierto para los damnificados por el huracán «Katrina».

Si creen que Kanye amargó los momentos célebres en las carreras de Taylor Swift y Beck, es porque no escucharon  a Bush decir en 2010 que resintió el Kanye del 2005.

El suceso de la declaración de West ante 8.5 millones de espectadores fue nombrado por el ex Presidente como uno de los «momentos más asquerosos» de su gobierno. (Tras 8 años de mandato, Bush destacó ese instante insuperable para él, como si no hubiera protagonizado dos guerras en el Medio Oriente).

Así que Kanye lo ha hecho toda su vida: un día «arruina» la presidencia de un hombre republicano al que no le importaba la gente negra¹ y otro día interrumpe una ceremonia de premios musicales, durante el año que obtuvo menos rating.

Sin justificar el Kanye del 2015, es necesario retomar el tema de los seguidores del también esposo de Kim Kardashian, quienes en redes sociales expresan su admiración por el rapero y  se preguntan quiénes son aquellos artistas que tienen roces con West. Se preguntan quién es Paul McCartney y quién es Beck.

No es la obligación mundial conocer a estas dos personalidades de la música y la escena actual -e histórica-, pero estoy segura que con todo y lo que merece Kanye, también una audiencia informada es parte de ello.

Kanye habla abiertamente de sus influencias musicales, desde Wu-Tang Clan, Portishead, Paul McCartney, Franz Ferdinand, The Killers, Modest Mouse, Led Zeppelin,The Rolling Stones, Bon Iver y hasta el arreglista Jon Brion -compositor del score del filme de Michel Gondry: «Eterno Resplandor de Una Mente sin Recuerdos».

La indignación transitoria de las personas es patrocinada por las redes sociales y surgen a partir de declaraciones «políticamente incorrectas», hasta interrupciones de discursos; quizá West tenga dificultad para mantener lo que piensa en su mente –y las demás personas con un smartphone también.

Para la desgracia de todos existen más artistas que dicen mucho y obran poco: algo que no se puede decir de Kanye, cuyos actos representarán una ofensa para muchos, pero pocas serán las veces que el mundo requiera una disculpa de él. O que Beck y Swift precisen de una disculpa.

¹Probablemente hicieron 300 columnas sobre cómo desaprueban el acto de West frente a Beck, pero por lo menos, en 2005 el 37 por ciento culpó a Bush por los problemas en Nueva Orleans luego de la catástrofe.

«La tormenta no discriminó y nosotros tampoco lo haremos en los esfuerzos de recuperación», dijo Bush en su primera visita a Nueva Orleans, casi tres semanas después. Seis de cada 10 habitantes dijeron que el apoyo federal tardó en llegar porque la mayoría de la población en la ciudad de Louisiana eran negros.


Annie Clark.


Fotos, autógrafos, sonrisas y entrevistas fue lo que ofreció por más de media hora el cantante español Toni Zenet al finalizar un concierto. A guitarra, trompeta y voz, Zenet prescindió de sus demás instrumentos para satisfacer a la audiencia.

Los pocos reporteros que estábamos y las personas importantes de la disquera -músicos, agentes y productores- ya esperábamos abajo del recinto a que el cantante bajara a reunirse con todos.

Por las escaleras desciende sonriente en un traje perfectamente confeccionado Zenet en un azul que le sienta muy bien. Baja mientras carga el atril que usó su guitarrista. La gente importante sentada en una mesa al aire libre ni lo mira.

-Eso no se ve mucho por aquí: los músicos desmontando sus propios escenarios -le confieso.
-Bueno, eso es muy normal en España y Estados Unidos, no puedes esperar a que lo hagan por ti.

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Digital StillCameraLa cantante Annie Clark, mejor conocida como St. Vincent, mostró en un acto simple y de gran facilidad lo que la llevó a ganar ese bien merecido Grammy por Mejor Álbum Alternativo por St. Vincent.

Clark, que como Kanye también dejó la universidad antes de graduarse, redactó un correo electrónico en donde agradece a todos sus colaboradores y en el que comparte memorias de una artista independiente, determinada y sin más pretensiones que las de hacer música para nuestros oídos.

Su plan de festejo post-victoria sería normal y como el de cualquiera de los mortales no genios musicales, hasta que menciona a Bali: «Acabo de tomar una ducha. (Risas) Estoy tomando un café con cacao. Vamos a Bali hoy», dijo en entrevista.

En sus palabras, ir a la escuela es aprender las cosas con un sistema de calificaciones y medidas: «las cosas que te enseñan son medibles. Aprende lo que puedas y olvida todo eso, para empezar a hacer música». Resulta comprensible ante  la dificultad de imaginar una academia que le enseñara a hacer una obra como lo es Marry Me, su primer álbum de estudio, en el que son notorios los efectos de salir de gira con The Polyphonic Spree y Andrew Bird.

En el correo explica con franqueza todos esos momentos por los que pasó desde la creación de sus primeros discos, que fueron altamente reconocidos por las críticas.

El texto, publicado tras la gala de los Premios, empieza con un relato de cuando en 2007 firmó con la disquera Beggars Banquet Records y vivía en el cuarto de su infancia en Dallas, Texas. El cuarto fue diseñado por ella para hacer Marry Me.

Confiesa que sus primeros días en tour, con sus propias canciones y ya con el nombre de St. Vincent, le resultan muy «vívidos».

«Mi agente me puso en la carretera porque vio potencial en mí, pero, con toda razón, pensaba que necesitaba armar bien mi acto. Estar cómoda tocando para la gente, ponerme a prueba en la carretera. Como la mayoría de lo que siguió en mi carrera, fue una prueba por tierra, aire y fuego», evoca.

La artista andaba por la vida únicamente con su voz, su guitarra, varios efectos de pedal y un arreglo improvisado de luces alrededor de su teclado. En 2007, pidió prestada una camioneta de su papá para manejar durante 12 horas de Dallas a Nebraska para abrir un show. Durante ese concierto conoció al baterista de Midlake, McKenzie Smith, quien colaboraría con ella en sus discos Actor, Strange Mercy y St. Vincent.

St. Vincent recuerda que su amigo Jamil le ayudaba a vender mercancía y a cambiar turnos en los viajes largos. «Cuando tocábamos en Detroit, una nevada cubrió la vagoneta con hielo y nieve. «Fue traicionero. Jamil, contrató a un hombre sin hogar llamado Larry para que nos ayudara a cavar y a sacar a la camioneta de la nieve».

Durante el proceso, el indigente les contó que tenía un Gold Lexus en la universidad y que lo despojó de sus partes buenas y lo revendió. «Cuando le pregunté si se puso triste al venderlo él me dijo: ‘niña, ellos piensan que compraron un lexus, pero compraron un corolla’. Nunca olvidaré manejar luego de sacar el vehículo de la nieve en un Detroit apocalíptico a la una de la mañana», relata en el correo.

Finalmente revela que comió durante años productos vegetarianos de Subway en carreteras federales; recuerda quedarse en un motel detrás de la prisión federal de Kansas, orinar en vasos en los vestidores cuando no había sanitarios y ser comida en vida por chinches en los hostales de Cincinatti.pitchfork-2014-st-vincent-billboard-650

«No cambiaría ni una sola autopista o ciudad o momento o persona que conocí por nada. Lo amé todo. Estoy muy agradecida por recibir este Grammy», confesó para culminar un discurso finalmente honesto.

Pensar, en todos los procesos simples y creativos por los que pasó Clark al trabajar en sus trabajos discográficos más ambiciosos y al mismo tiempo abrirse paso para posteriormente irse de giras sin descansar.

Un proceso de creación, producción, giras, regresar y repetir. St. Vincent alguna vez declaró luego de los elogios que recibió por sus discos anteriores a St. Vincent, que no pensaba que hubiera hecho el mejor álbum hasta entonces, pero creía que era un «buen disco».

Sus complejos de grandeza y de soberbia por error es lo que convierte a Clark en una artista completa, en el que admite su labor y confía en sus proyectos a futuro, ya que gracias a eso, obtuvo el Grammy.

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