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«Tallulah», el huracán de la maternidad

Cuando Tallulah (Ellen Page) se ve envuelta en un conflicto con su novio Nico (Evan Jonigkeit), luego de que éste le cuestionara su forma nómada de vivir en una camioneta, despierta a un día en el que él se ha ido y debe buscar una forma de encontrarlo y de quizá, poner en orden su vida.

Así, emprende un viaje en su desaliñada camioneta-casa hacia Nueva York  para buscar a la madre de Nico, Margo (Allison Janney) y ver si de esa forma da con él, aunque de entrada se encuentra con una negativa.

Hasta aquí, todo tranquilo, pero lo que continúa es el desarrollo de Tallulah como esa «chica huracán» que todos conocemos y que existe en un círculo de conocidos cercanos; aquella que se encarga de crear el caos,  repartirlo y de encogerse de hombros, una vez que haya sido implantado ese revolucionario cambio.

«Esa ‘chica huracán’ que todos conocemos y que existe en un círculo de conocidos cercanos; aquella que se encarga de crear el caos,  repartirlo»

Cuando por segunda vez la protagonista se anima a buscar a Margo, la vecina Carolyn (Tommy Blanchard) le abre la puerta a una oportunidad atractiva que grita «CONFLICTO» cuando confunde en su ebriedad a Tallulah  con una trabajadora de limpieza del edificio.

El personaje de Ellen Page da cuenta de cómo vive esta mujer «esposa trofeo» junto a su bebé Madison a quien tiene bastante desatendida, pero decide quedarse ante la propuesta de hacer dinero fácil con solo cuidar por unas horas a la  niña, en lo que Carolyn sale en una cita con un hombre.

Todos hemos escuchado ese consejo de «No hagas cosas buenas que parezcan malas» y es la que parece dictar el pensamiento de Tallulah cuando decide quedarse con la niña por una noche, en lo que su madre se recupera de la ebriedad y un mal momento emocional y de autoestima.

Sin pensarlo demasiado, decide regresar al otro día con la bebé, pero no contaba con que la madre de una hija desaparecida reaccionaría, así que continúa con lo empezado sin regresar a la niña y así es como termina en casa de Margo de nuevo, esta vez con una historia más convincente sobre que la niña es hija suya y de Nico, por lo que Margo decide acogerlas.

La actuación de Janney en el personaje de una académica precipitada a un divorcio y que aún enfrenta el abandono de su joven hijo,  es bastante envolvente al punto en que te cuestionas por qué el filme no se llama «Margo» en vez de «Tallulah», pero recuerdas que es el personaje de Ellen Page fue quien nos ha llevado hasta ellas y a dejarnos conquistar por estos personajes femeninos.

Por otro lado, Ellen Page parece rellenar a Tallullah con su ya característica actuación que desde Juno (2007) e incluso Hard Candy (2005) de adolescente sarcástica y despreocupada, con la ayuda de un muy puntual guión que escribió Sian Heder, también autora invitada de algunos capítulos de la serie Orange is the New Black.

Aunque el Tallulah tiene el rol de voltea las vidas de los demás, no lo es tanto la película para los espectadores, aunque sí fija algunos puntos para reflexionar como qué papel juegan esas «personas huracán» en nuestras vidas para bien o para mal.

Si ya vieron algunos adelantos o stills de Ellen Page con un bebé en brazos y lo primero que se les vino en mente fue la película en la que actúa al lado de Michael Cera, sugiero que lo olviden y comiencen de nuevo con este filme que cuestiona la maternidad, el aferrarse a las situaciones de vida y el compañerismo.

 

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Jazz, Música, Opinión

20 discos del 2015

El listado debajo de ninguna manera representa lo mejor del año, pero sí lo mejor del año para mí. Me propuse en 2015 desde el día 1 a escuchar tantos discos nuevos fuera posible. Sin embargo, ya al mes once noté que en todo caso no paraba de escuchar los siguientes discos a los que les añadí el por qué me parecen que son esenciales para escuchar y conocer. Los géneros son variados, desde el hip hop y el jazz, hasta el rock psicodélico y pop. Quien dijo que todo (el 2015) está perdido. Dense.

  1. Kamasi Washington – The Epic

    (Jazz)

Sin decepcionar a quienes se dejen llevar por el título del álbum, The Epic es el disco que, además de representar su debut como saxofonista, también podría ser la cara del regreso del jazz para el público pop en 2015. Quien fuera el músico que acompaña a Kendrick Lamar en otro gran disco del año, logra reunir elementos básicos del género como temas políticos,  estándares vocales  e influencias del bebop, así como sonidos que son herencia del mismo John Coltrane.

Favoritas: Cherokee

No apto para: Desesperados que cambian canciones a los dos minutos de una.

  1. Kendrick Lamar -To Pimp a Butterfly

    (hip-hop)

Cuando dos grandes del jazz y el rap convergen, el resultado se convierte en uno de los discos más aclamados del año. Con Pharrell Williams, Flying Lotus y Dr. Dre detrás de la producción, además de TuPac como inspiración, las piezas que componen este disco van más allá de los estándares actuales del hip-hop. Un disco que bien podría introducir sin problemas a aquellos que menosprecian el género.

Favoritas: For Free, How much a dollar cost?

No apto para: prejuiciosos

  1. Alabama Shakes – Sound & Color

    (Blues rock)

La agrupación logra superar la imagen  en la que la voz de Brittany Howard es el principal instrumento. Gracias a esta nueva grabación, se logra percibir una madurez por parte de la banda originaria de Alabama, Estados Unidos, que se complementa con la bien lograda experimentación.

Favoritas: Gimme all your love, Dunes.

No apto para:

  1. Tame Impala- Currents

    (Rock psicodélico)

Después de Lonerism, parecía que el futuro de la banda se remontaría a ser conocida como la del “one hit wonder”, sin embargo, el disco llegó a tiempo para callarnos la boca y demostrar que están hechos de más que sólo psycho-rock.

Tame Impala es otra de las bandas que dejó los discos con canciones que suenan casi todas iguales, para pasar a ser de las que experimentó y lo logró. Aunque menos intensos en el rock y lo ácido, Currents llega para ponernos a bailar un poco más sin estrofas menos repetitivas. Este disco se posiciona como su nuevo disco estándar, dejando atrás sus dos anteriores.

Favoritas: The Less I know the better; New Person, Same old mistakes

No apto para: Los casados con los ancestros del rock psicodélico.

  1. Kali Uchis- Por Vida

    (Pop/Soul)

Casi todas sus influencias son palpables en este disco, pero aún así ella es única. Es como esa fan de 22 años que supera a sus artistas favoritos, entre ellas: Amy Winehouse, Billie Holiday, Snoop Dogg y hasta Gwen Stefani. Su voz melosa lleva por la mano al escucha a través de las cortas canciones, las cuales tuvieron productores destacados. Entre ellos están Tyler, the Creator y BADBADNOTGOOD (quienes también tienen idilios con el rap y jazz).

Favoritas: Melting, Lottery

No apto para:

  1. Brandon Flowers- The Desired Effect

(Rock-Pop)

Solitario, rescata ritmos de canciones que quedaron atrás en el disco de su agrupación The Killers, Battle Born (2012). Ese sonido ochentero-carreteresco que remonta a Las Vegas y que casi logra caracterizar a la banda, pero que terminó por hacerlo a Flowers.

Favoritas: Between me and you, Diggin up the heart

No apto para: el público que no aguante su voz.

  1. Jamie Cullum – Interlude

(vocal jazz)

El enfant terrible del vocal jazz, regresa con un mejor disco desde Twentysomething, con un background más orchestral que big band. Acompañado de otros cantantes, es el disco perfecto para interpretarse en vivo, o bien dejar que suene durante una cena y disfrutar de su voz y del pop que ofrece el género.

FavoritasGood Morning Heartache (que no es de él, pillo), Lovesick Blues.

No apto para: si no tragas a Michael Bublé, hay que ser francos.

  1. Ryan Adams – 1989

(Pop)

Jamie Cullum, Father John Misty, el jurado de los Premios Grammy y tu gusto culposo lo saben, 1989 de Taylor Swift fue un gran disco de pop que logró tener repercusiones extrañas en artistas inesperados. Uno de ellos fue Ryan Adams, olvidado entre los CD’s de los dos miles, retoma las canciones de todo el disco de Swift a su estilo de rock inglés (aunque no sea inglés) y rehace otro álbum en uno propio para el no necesariamente fan de la Tay-tay.

Favoritas: Welcome to New York, All you had to do was stay

No apto para: quienes no admitan que les gusta Swift / quienes no admitan que les gusta el disco sólo por contener creaciones de Taylor.

  1. Leon Bridges -Coming Home

(gospel, soul)

Un disco que parece salido de 1950, una voz excepcional y sólida. El joven de 26 años hizo posiblemente el mejor debut del año con este disco. Suena a Marvin Gaye y a los sonidos ochenteros que remontan a Jamaica del rock steady. Se define por sí mismo como cursi y con un muy bien logrado sonido del típico hipster que se aferró lo viejo y clásico.

Favoritas:  Lisa Sawyer, Lisa Sawyer (objetividad cegada por él)

No apto para:

  1. Unknown Mortal Orchestra – Multi-Love

(rock)

Creo que es el disco que satisface a aquellos que querían escuchar un poco más de su anterior disco, II (2013), pero mejorado. No me malentiendan, no suena igual, al contrario, es la parte dos que defiende a todas las partes dos que siempre superan a las primeras. Este disco te hace pensar ¿Black Keys quiénes?

Favoritas: Like Acid Rain, The World is crowded.

No apto para: Quienes querían escuchar soft rock.

  1. Florence + the machine- How Big, How Blue, How Beautiful

(indie pop)

Sin duda ya no es la chica enojada que cantaba Kiss with a Fist, pero con el mismo coraje, Welsh presenta este disco entre melancólico, musicalmente poderoso para quien ha recorrido su carrera musical, que apuesto, no quedará decepcionado.

Favoritas: Ship to wreck, How Big, How Blue, How Beautiful

Su voz es No apta para todos.

  1. Tobias Jesso Jr – Goon

(indie rock)

Ni Adele, ni Florence, ni Taylor Swift. Ni uno se acerca siquiera a tener un disco que hable sobre rompimientos sentimentales como lo es Goon. Casi solo a piano y voz , las letras llenan el vacío de otros instrumentos y el del corazón desolado. En 2014 Crush Songs de Karen O pudo ser nombrado el disco de rompimiento por excelencia, el álbum de Jesso Jr podría bien reemplazar y superar ese lugar. Suena a Elliot Smith, John Lennon, Elton John, Paul McCartney y hasta Harry Nilsson. Desde Can’t stop thinking about you hasta Tell The Truth, el disco es una promesa de recordar-superar a alguien.

Favoritas: How could you babe?, The Wait.

No apto para: quienes no gusten del indie-folk. No es indie folk, pero tengo la sospecha de que quienes no gusten del indie-folk, no gustarán de Goon.

  1. Mark Ronson – Uptown Special

(Electro-Pop-Funk)

Bueno sí, todos conocimos el disco por Uptown Funk con el cansador Bruno Mars, pero este disco tiene mucho más potencial. Es el disco que te hace notar que fue Ronson el que eligió especialmente a Mars y no viceversa. Como bien dice, contiene funk y los sonidos más destacables provenientes de la música disco. Quien fuera el productor del álbum Back to Black de Winehouse y alguna vez de Christina Aguilera, Robbie Williams y Adele, demuestra por qué todos esos discos fueron éxitos, pero esta vez en solitario.

Favoritas: I can’t loose, In case of Fire

No apto para: Quienes piensen que sólo canta Bruno Mars, también sale Stevie Wonder 🙂

  1. Patrick Watson – Love Songs for Robots

    (Acústico-indie pop)

No se dejen apantallar por el “indie pop”, en realidad tiene más de experimental que otros artistas que toman ese género como estandarte. Patrick Watson no se acerca nada al indie-pop ni siquiera por su voz, que es enérgica y a la vez melancólica. Sus discos siempre son unas joyas, así que ni siquiera se logran comparar el uno al otro. Love songs for robots podrá ser el nombre, pero al escucharlo sí se sienten como canciones para despertar al aparato mecánico que ya todos traemos dentro.

Favoritas: Places you will go, Hearts

No apto para:

  1. Ghostface Killah – Sour Soul

(hip-hop, jazz)

Si el hip-hop es el nuevo jazz, ¿qué es la conjunción de ambos géneros? La respuesta a esa pregunta es este disco, que también pondría como Mención Especial del año. Un trío de jazz joven (BADBADNOTGOOD), soul y hip-hop -no en ese orden-, son los elementos que conforman este álbum de 12 piezas que logran contraponerse en una forma tan sutil: al escuchar las rimas agolpadas de Ghostface junto a la percusión y el ritmo lento y seductor del soul.

  1. Father John Misty – I love you, honeybear

  2. Mac Demarco -Another One

  3. Snoop Dogg – Bush

  4. Brian Wilson – No pier Pressure

  5. La Barranca-Fatalis

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Crónica, Opinión, Personal

Voy al dentista, Pt. 2/ Dulces melodías de extracción

Me voy a morir aquí, en el consultorio del dentista como castigo por caer en lugares comunes.-

Cuando pensé que no podía existir algo más aprehensivo que yo, resulta que sí lo hay  y naturalmente sólo podía estar dentro de mí. Hablo de mi muela. Dios, qué dolor de cabeza tan aferrada. Ahí estaba, agarrada como nunca queriéndose ir de mi cavidad bucal desde las raíces.

“Hasta la raíz”, escuchaba a los doctores decir mientras el tamaño de las pinzas iba aumentando junto con la intensidad de la lluvia.

Aunque creo que fue un asunto de mujeres desde un principio. Antes de que entrara el dentista “Miguelito” a su consultorio, su actual pareja, -también doctora- Teresita, se aprehendió a la idea de que quería sacar el molar a la suyas.

Éramos tres mujeres en total junto con Julia la auxiliar, pero Teresita no parecía manejar la situación. Y yo que tenía tanta fe en ella. Y ni siquiera quería ser sexista sobre esto, pero se trataba de los brotes de sangre en mi boca y la anestesia insuficiente.

“¡NO-LA-QUIERO-ROM-PER!”, repetía Teresita con su joven ayudante a un lado mientras ponía fuerza en las pinzas. Otro piquete de anestesia. Y otro, por qué no. Sabe riquísima, como a lo que sabría el agua del río Sonora con todo y derrame de ácido sulfúrico de Grupo México.

-Híjole, se ve que va a llover -exclama Teresita que mira a la ventana con las pinzas en su mano aún en mi boca que estrujan la muela.

No puedo hablar, pero pienso que, quizás, ella no debería voltear a otro lado mientras jala con fuerza. Definitivamente no debería voltear a ningún otro lado.

-Ya está aflojando, eh -me tranquiliza la doctora de voz dulce y rasgos delicados a sus cincuenta y tantos, pero es bellísima.

Sí, sí, la siento floja. Sólo concéntrese bien, Somos tres mujeres en un cuarto, el consultorio desborda habilidades, así que enfóquese.

Traz. Se zafa la pinza de mi muela.

-¡Quiero a mi mamá! -confiesa en tono llorón Teresita.

Sí, sí, yo también la quiero, pero no estoy llorando. Venga, que sí se puede, que yo soy la que está aquí mal alumbrada con la boca sangrante, abierta y sin dolor.

Acto seguido, entra el doctor.

-No se te vaya a -CRAC- romper la muela -le sugiere en un tono tranquilo Miguelito a Teresita. Como restregando que sabía lo que ocurriría.

-No, no, no, Miguel. Entraste y se rompió. Iba bien, hasta que llegaste.

Un disco de The Supremes completo suena -de fondo-. La voz dulce de Diana Ross lo hace todo parecer tan rosa, tan suave. La lluvia se escucha de fuera. Parecía una piyamada realmente.

 Muela, por favor. Where did our love go?

Como una típica película retro, Miguel entra a salvar la situación, Teresita y su ayudante se apartan, Miguel se pone los guantes y entra en acción.

-La muela, la vamos a partir. Esa era la idea principal. A ti te gusta usar fósiles.

-Lo estaba haciendo bien hasta que llegaste. Usé esas pinzas porque no quería lastimarla mucho.

Te creo, Teresita, te juro que te creo y te aprecio por eso. Tú, bien arreglada, con tu peinado bien hecho que llevará ya horas, tus pulseras que te combinan, tu maquillaje acorde a tu edad me dan la confianza de alguien que no quiere dejar que el dentista sin el menor cuidado abra mi labio.

Ambos se reincorporan y comienzan a platicar sobre sus planes de fin de semana, como pareja que llega a verse a la casa tras una larga jornada de trabajo y platica tranquilamente. Como si no hubiera sangre de por medio y utensilios de tortura. La ausencia de los utensilios de tortura en su casa no me consta completamente. Ni la de la sangre, si a eso vamos.

-Mira, Julia, tráeme todas las pinzas. Esas usaste tú, esas no sirven para eso. Son éstas.

-Esas agarré -jura Teresita. Yo la vi. Tiene razón.

-Bueno, para otro tipo de casos sirven esas. Ahora no.

Ruidos de máquinas. “Vas a oír un crac”, me advierte Miguelito. Nada, no hay un crac, hay un trueno, pero definitivamente no hay un crac. Siento presión, francamente creo que me duele, ¿seguro que así se hace? ¿No tiene que aflojarla más? ¿Su lámpara alumbra bien? ¿Y si me arranca un nervio?

Luego se me olvida que estas personas han hecho más extracciones que el amor, así que me tranquilizo.

-Mira, ya se rompió.

-¿SIGUES?

-No te estoy diciendo nada, sólo te estoy enseñando que así era lo que quería hacer- responde Miguel.

Mi meta de jueves era precisamente no estar en medio de un dilema marital. Y mi muela no quiere salir. No era culpa de la doctora, ni de sus pinzas, la muela esta aferrada, toda hermosa como dibujo de escuela además de enorme.

“No te cases por el interés”

Yo tengo miedo, estoy segura que mi muela está tan fija que me van a arrancar un nervio. No sé si eso siquiera sea posible, pero en mi mente ese nervio está conectado con mi corazón y si lo extraen, me voy a morir.

Me lo advirtieron los del call-center del banco que me estuvieron llamando a mi celular para ofrecerme un seguro de vida y de paso el funerario, porque no garantizan nada. Me voy a morir aquí, en el consultorio del dentista como castigo por caer en lugares comunes.

Muela, por favor, sal, déjalo ir, ya no tenemos un futuro juntas, sólo me lastimas. Eres como ese virus del que habla Bjork en su canción.

Y la ironía está en que, justo el que yo sea aprehensiva me trajo hasta aquí hoy, al consultorio mal alumbrado lleno de pinzas. Si no fuera tan “intensa” como los chavos de hoy, no apretaría por las noches mis mandíbulas sin notarlo y no me habría trozado la muela con esa fuerza. Pero bueno, en lo que a mí respecta, me voy a morir hoy, aquí en abril.

Por lo pronto ellos están en otra conversación que no es la mía con mi muela, hablan sobre el pronto matrimonio de la ayudante Julia. Es tan joven, pero nadie le dice nada.

-Y me va a sacar de trabajar -presume.

-Ay, yo también ya no quiero trabajar -miente Teresita quien ama trabajar -me buscaré a alguien así. Yo le digo a mis hijas que nunca se casen por el interés, les digo que se casen, pero por el capital.

Todos ríen, la muela sale luego de unos jalones intensos.

-Tú no escuches lo que digo, estás anestesiada y todo es broma -me habla dulce Teresita.

-¿Qué parte? -le pregunto, a mí me dio risa el chiste, aunque no podía reír.

-Ya salió. Seguro no la quieres ver ¿verdad?-  Teresita subestima mi gusto por lo sangriento. Asiento.

La veo. Está fuera de mí, se me salió una parte del corazón también estoy segura; un ritual con sangre, pinzas de extracción y The Supremes de fondo es sin duda el tipo de ceremonia que querría para eso. Todo cursi.

Y me siento agradecida con los dentistas, creo que los amo. Por atenderme con tal disposición, en una tarde lluviosa, un jueves de abril, sus pláticas amenas, su manera de quitar el dolor. No pienso regresar.

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Crónica, Opinión, Personal

Voy al dentista

Me pregunto si todas las personas salen deprimidos del consultorio de su respectivo dentista.

Yo sí, siempre. Tengo muchas ganas de llorar, pero eso siempre pasa cuando vengo. Aún así sean buenos diagnósticos.

Sé que tenerle miedo al dentista es lo más típico o común y aún más todavía lo es narrarlo, como el cronista del dentista de García Márquez y no me comparo con el cronista y menos con Márquez. Mi punto es que, me gustaría decir que mi vida está libre de lugares comunes, pero de todos lados a donde podría caer únicamente ahí es donde voy. Es como esos campos magnéticos.

A  mí quizás me asusta mucho más la idea de enfrentarme a mis pensamientos, esos que se tropiezan entre otros cuando estoy acostada, en el asiento más común de los dentistas mientras una luz apunta a mí. Debe ser terrible ser dentista y tener un consultorio que desborde los lugares comunes.

El dentista y la doctora hablan entre sí y sé que mi corazón late más rápido y fuerte de lo normal porque todo el asiento -que es un gran sillón hidráulico con una lámpara arriba y mesita auxiliar -se mueve conmigo. Y ese llavero que se sostiene de la misma lámpara se mueve con el ritmo: tiene figura de dentista sonriente y se balancea fuertemente.

Suena en el fondo «Crystal Blue Persuasion»: se aprecia el gesto de que haya buena música en el consultorio, pero por qué mierda tienen que arruinar el momento con horribles términos. Es más, por qué tienen que usar términos terroríficos en voz alta como “destrucción masiva”. Doctor, le aseguro que no hubo una bomba atómica que arrolló a las masas que habitaban en mi boca. Y cosas como “carierígena”. Ver mi boca y decir “qué lástima, tan joven” como si no estuviera con vida y mi boca hubiera fallecido en un choque de avión.

E insisto, mis pensamientos superan por más el susto que me puede provocar cualquier término de dentista: me viene a la mente que quisiera que en esa sala estuviera alguien en específico ahí conmigo, diciéndome cosas lindas y sonriente. Ahora eso es escalofriante, es que acaso tengo que estar en una situación de aceleración extrema para pensar en ese alguien? Qué tontería.

Y de inmediato hasta me viene esa canción insufrible de Natalia Lafourcade “Ya no te puedo querer”. Todo esto, agolpándose en mi cabeza, debe tener un orden, por favor.

Siempre ir al dentista resulta un parteaguas en mis días: para empezar me alienta a salir a escribir todo lo que pienso. Estuve a nada de arrebatar la libreta de citas y recetario al dentista para no olvidar nada y ponerme a escribir, pero me contuve como también lo hice de llorar.

Siempre que el doctor balbucea las medicinas que debo tomar me pongo a pensar “ahora sí, voy a mejorar mi vida, la voy a poner en orden, voy a lavarme los dientes cuatro veces al día, bueno cinco, porque la vamos a mejorar. A hacer ejercicio, a cambiar mi dieta, mi rutina”, pero claramente hace falta una extracción de ocho muelas para que esté determinada a hacer todo eso de una buena vez.

Por algo se empieza y ya hice mi parte, en mi mente, de ir al dentista. Tan poco. Y es raro que no haga más uso de mi cepillo de dientes y violar mi boca con él, ya que en mi bolsa impuesta femenina traigo la libreta y la pluma en el mismo compartimiento que el cepillo de dientes y pasta para la ocasión. Pero aún en este mundo de computadoras, ya sabrán qué uso más sobre el otro.

Es graciosa la sensación, el pensar que todos tenemos que ir al dentista. No importa qué hagas, quién seas, el dentista siempre es el que nos ve con su lámpara poderosa y nos hace pequeños. Él no sabe que entrevisté ayer a un actor de Hollywood, la semana anterior a un Director nominado al Oscar, no le importa mi reciente conversación con un alto diplomático europeo. Lo mismo podría ser Nicolas Cage que el que corre el puesto de celulares piratas. No sabe, que es lo importante en ese momento, que estoy pensando en esa persona inimaginable para mí.

En eso se resume mi pésima vida romántica. Pero por algo estaba yo ahí sola y era el peor de los lugares en mi top cinco.

Pero no que los dentistas lo tengan fácil, debe ser extraño que la gente no quiera visitarte y tenga que hacerlo únicamente con todo el dolor del mundo. Lo mismo con ésa persona, creo que sólo cuando siento todo el dolor del mundo es cuando quiero ir a ella. Vaya bestia que soy.

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Arte, Música, Opinión

Los verdaderos artistas y el día que le silenciaron el micrófono a Kanye West


Kanye.


«A Bush no le importa la gente negra».

Un día le silenciaron a West el micrófono y fue justo cuando terminó de decir esa frase.

«Odio cómo nos ponen en los medios: ves a una familia negra y dice ‘están robando’, ves a una familia blanca y dicen ‘están buscando comida’. Y ya saben, pasaron cinco días esperando por ayuda federal, porque la mayoría son gente negra», denunció el rapero de manera nerviosa ante uno de los eventos musicales más importantes de la década de Estados Unidos: el concierto para los damnificados por el huracán «Katrina».

Si creen que Kanye amargó los momentos célebres en las carreras de Taylor Swift y Beck, es porque no escucharon  a Bush decir en 2010 que resintió el Kanye del 2005.

El suceso de la declaración de West ante 8.5 millones de espectadores fue nombrado por el ex Presidente como uno de los «momentos más asquerosos» de su gobierno. (Tras 8 años de mandato, Bush destacó ese instante insuperable para él, como si no hubiera protagonizado dos guerras en el Medio Oriente).

Así que Kanye lo ha hecho toda su vida: un día «arruina» la presidencia de un hombre republicano al que no le importaba la gente negra¹ y otro día interrumpe una ceremonia de premios musicales, durante el año que obtuvo menos rating.

Sin justificar el Kanye del 2015, es necesario retomar el tema de los seguidores del también esposo de Kim Kardashian, quienes en redes sociales expresan su admiración por el rapero y  se preguntan quiénes son aquellos artistas que tienen roces con West. Se preguntan quién es Paul McCartney y quién es Beck.

No es la obligación mundial conocer a estas dos personalidades de la música y la escena actual -e histórica-, pero estoy segura que con todo y lo que merece Kanye, también una audiencia informada es parte de ello.

Kanye habla abiertamente de sus influencias musicales, desde Wu-Tang Clan, Portishead, Paul McCartney, Franz Ferdinand, The Killers, Modest Mouse, Led Zeppelin,The Rolling Stones, Bon Iver y hasta el arreglista Jon Brion -compositor del score del filme de Michel Gondry: «Eterno Resplandor de Una Mente sin Recuerdos».

La indignación transitoria de las personas es patrocinada por las redes sociales y surgen a partir de declaraciones «políticamente incorrectas», hasta interrupciones de discursos; quizá West tenga dificultad para mantener lo que piensa en su mente –y las demás personas con un smartphone también.

Para la desgracia de todos existen más artistas que dicen mucho y obran poco: algo que no se puede decir de Kanye, cuyos actos representarán una ofensa para muchos, pero pocas serán las veces que el mundo requiera una disculpa de él. O que Beck y Swift precisen de una disculpa.

¹Probablemente hicieron 300 columnas sobre cómo desaprueban el acto de West frente a Beck, pero por lo menos, en 2005 el 37 por ciento culpó a Bush por los problemas en Nueva Orleans luego de la catástrofe.

«La tormenta no discriminó y nosotros tampoco lo haremos en los esfuerzos de recuperación», dijo Bush en su primera visita a Nueva Orleans, casi tres semanas después. Seis de cada 10 habitantes dijeron que el apoyo federal tardó en llegar porque la mayoría de la población en la ciudad de Louisiana eran negros.


Annie Clark.


Fotos, autógrafos, sonrisas y entrevistas fue lo que ofreció por más de media hora el cantante español Toni Zenet al finalizar un concierto. A guitarra, trompeta y voz, Zenet prescindió de sus demás instrumentos para satisfacer a la audiencia.

Los pocos reporteros que estábamos y las personas importantes de la disquera -músicos, agentes y productores- ya esperábamos abajo del recinto a que el cantante bajara a reunirse con todos.

Por las escaleras desciende sonriente en un traje perfectamente confeccionado Zenet en un azul que le sienta muy bien. Baja mientras carga el atril que usó su guitarrista. La gente importante sentada en una mesa al aire libre ni lo mira.

-Eso no se ve mucho por aquí: los músicos desmontando sus propios escenarios -le confieso.
-Bueno, eso es muy normal en España y Estados Unidos, no puedes esperar a que lo hagan por ti.

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Digital StillCameraLa cantante Annie Clark, mejor conocida como St. Vincent, mostró en un acto simple y de gran facilidad lo que la llevó a ganar ese bien merecido Grammy por Mejor Álbum Alternativo por St. Vincent.

Clark, que como Kanye también dejó la universidad antes de graduarse, redactó un correo electrónico en donde agradece a todos sus colaboradores y en el que comparte memorias de una artista independiente, determinada y sin más pretensiones que las de hacer música para nuestros oídos.

Su plan de festejo post-victoria sería normal y como el de cualquiera de los mortales no genios musicales, hasta que menciona a Bali: «Acabo de tomar una ducha. (Risas) Estoy tomando un café con cacao. Vamos a Bali hoy», dijo en entrevista.

En sus palabras, ir a la escuela es aprender las cosas con un sistema de calificaciones y medidas: «las cosas que te enseñan son medibles. Aprende lo que puedas y olvida todo eso, para empezar a hacer música». Resulta comprensible ante  la dificultad de imaginar una academia que le enseñara a hacer una obra como lo es Marry Me, su primer álbum de estudio, en el que son notorios los efectos de salir de gira con The Polyphonic Spree y Andrew Bird.

En el correo explica con franqueza todos esos momentos por los que pasó desde la creación de sus primeros discos, que fueron altamente reconocidos por las críticas.

El texto, publicado tras la gala de los Premios, empieza con un relato de cuando en 2007 firmó con la disquera Beggars Banquet Records y vivía en el cuarto de su infancia en Dallas, Texas. El cuarto fue diseñado por ella para hacer Marry Me.

Confiesa que sus primeros días en tour, con sus propias canciones y ya con el nombre de St. Vincent, le resultan muy «vívidos».

«Mi agente me puso en la carretera porque vio potencial en mí, pero, con toda razón, pensaba que necesitaba armar bien mi acto. Estar cómoda tocando para la gente, ponerme a prueba en la carretera. Como la mayoría de lo que siguió en mi carrera, fue una prueba por tierra, aire y fuego», evoca.

La artista andaba por la vida únicamente con su voz, su guitarra, varios efectos de pedal y un arreglo improvisado de luces alrededor de su teclado. En 2007, pidió prestada una camioneta de su papá para manejar durante 12 horas de Dallas a Nebraska para abrir un show. Durante ese concierto conoció al baterista de Midlake, McKenzie Smith, quien colaboraría con ella en sus discos Actor, Strange Mercy y St. Vincent.

St. Vincent recuerda que su amigo Jamil le ayudaba a vender mercancía y a cambiar turnos en los viajes largos. «Cuando tocábamos en Detroit, una nevada cubrió la vagoneta con hielo y nieve. «Fue traicionero. Jamil, contrató a un hombre sin hogar llamado Larry para que nos ayudara a cavar y a sacar a la camioneta de la nieve».

Durante el proceso, el indigente les contó que tenía un Gold Lexus en la universidad y que lo despojó de sus partes buenas y lo revendió. «Cuando le pregunté si se puso triste al venderlo él me dijo: ‘niña, ellos piensan que compraron un lexus, pero compraron un corolla’. Nunca olvidaré manejar luego de sacar el vehículo de la nieve en un Detroit apocalíptico a la una de la mañana», relata en el correo.

Finalmente revela que comió durante años productos vegetarianos de Subway en carreteras federales; recuerda quedarse en un motel detrás de la prisión federal de Kansas, orinar en vasos en los vestidores cuando no había sanitarios y ser comida en vida por chinches en los hostales de Cincinatti.pitchfork-2014-st-vincent-billboard-650

«No cambiaría ni una sola autopista o ciudad o momento o persona que conocí por nada. Lo amé todo. Estoy muy agradecida por recibir este Grammy», confesó para culminar un discurso finalmente honesto.

Pensar, en todos los procesos simples y creativos por los que pasó Clark al trabajar en sus trabajos discográficos más ambiciosos y al mismo tiempo abrirse paso para posteriormente irse de giras sin descansar.

Un proceso de creación, producción, giras, regresar y repetir. St. Vincent alguna vez declaró luego de los elogios que recibió por sus discos anteriores a St. Vincent, que no pensaba que hubiera hecho el mejor álbum hasta entonces, pero creía que era un «buen disco».

Sus complejos de grandeza y de soberbia por error es lo que convierte a Clark en una artista completa, en el que admite su labor y confía en sus proyectos a futuro, ya que gracias a eso, obtuvo el Grammy.

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Rodrigo Medellín: the biologist that tequila and mezcal need

Photograph by: Francisco Cañedo.

Storytime: You know Mexico, full of drug dealers, massive murders, journalists being killed, our not so very intelligent president, tequila, mezcal and the beautiful beaches.

I interviewed, however, one of Mexico’s most valuable biologists in the whole world, when it comes to take care of bats, Rodrigo Medellín is our guy. In fact, he earned the nickname “Batman of Mexico”.

Most mortals don’t realize that the bats, those night creatures, are of extremely importance for the world to have mexican tequila and mezcal. Medellín however, has worked his entire life to protect them and saved this species in Mexico from disappearing.

To get an idea, Sir David Attenborough made a documentray about him and I wrote his story: http://www.sinembargo.mx/08-02-2015/1223704

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Arte, Música, Opinión, Personal

Cómo morir de amor en 15 canciones o «Crush Songs», de Karen O

Dice: «Cuando tenía 27 años, solía enamorarme mucho. No estaba segura si me volvería a pasar. Estas canciones fueron escritas + grabadas en privado por este tiempo”.

La femme fatale del rock que tiene mirada agresiva y cabello con propia personalidad  sorprendió a sus fans con el tema «Moonsong» que hizo al lado de Ezra Koenig de Vampire Weekend para la película «Her» de Spike Jonze.

Y aunque parecía ser un desliz musical bastante afable, es, para la sorpresa de todos, un disco de 15 piezas cocinado hace diez años.

La sensación de varias desilusiones amorosas tiene fondo musical y eso es «Crush Songs», al menos para Karen O quien, a falta de explicación, refleja de manera sonora esa nostalgia con un disco acústico, letras de afecto y su delicada voz por esta vez.

A diferencia de otros trabajos de otras cantantes nostálgicas, la front woman de los Yeah Yeah Yeahs de 36 años lo hace con un estilo casi irreverente como lo muestra en «Body» o en el cover a The Doors, «Indian Summer».

«Ooo», «Day go By» y «Singalong» son las serenatas que comunican a la audiencia ese pasaje emocional de la cantante por el que pasó hace casi 10 años.

“Eran la banda sonora para lo que fue una continua cruzada de amor. Espero puedan ser de compañía en la tuya. Karen O».

Lo son Karen, lo son.

Para sus nuevos seguidores, «Crush Songs» es la continuación de esos dos minutos que ofreció «Moonsong» y para sus viejos seguidores desde los Yeah’s,  una cantante desconocida, pero finalmente de alguien que se enamora y le rompen el corazón una y otra vez: humana.

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Una mujer de aspecto duro que exhibe la tibieza de todos ante el (des)amor. Aunque quizá no sorprenda a sus seguidores tras el video «Maps» de los YYY’s, donde muestra que las lágrimas y la idea de «los chicos no lloran» quedó atrás.

El primer sencillo «Rapt» es un dulce tormento, una pieza de enojo donde se refiere al amor como «una jodida perra» y cuestiona le necesidad de un nuevo hábito sentimental: «Do I really need/ Another habit like you?/ I really need/ Do you need me too?/ I believe it’s gonna leave me blue».

«King», bajo el mismo concepto de mostrar el lado humano de Karen, dedica la sencilla tonada a Michael Jackson quien la influenció en su vida. Una canción íntima, casi un puente a ella: «Is he walking on the moon?/ I hope I don’t find out too soon».

El disco es, para nuestra fortuna, una aproximación a su vida sentimental. O a la de todos.

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